Una luz cegadora invadió mi ser. Parecía como si estuviera a escasos metros del sol. La luz se filtraba por mis párpados. Un dolor agudo en la cabeza hizo acto de presencia como si acabara de darse cuenta de que estaba consciente.
Una vez me acostumbré a la luz abrí los ojos. Todo a mi alrededor era extraño, todo era de metal. La sala estaba llena de paneles y botoncitos iluminados que hacían `bip´ cada tres segundos. Logré levantarme pero
parece que a mi dolor de cabeza no le gustó mucho la idea. Inspeccioné la habitación. Al darme la vuelta me topé de frente con dos seres horribles de un color muy parecido al ocre. Sus tres, si he dicho tres, enormes ojos rojos me miraban fijamente. Su piel parecía moverse como un oleaje constante. Sus finas patas de araña peludas casi ni rozaban el suelo.
-Hola-dije yo, temerosa de causar una mala impresión.
"Bienvenida" fue poca respuesta en comparación con lo que me esperaba. Lo curioso es que la voz había sonado en mi cabeza, el ser no se habia movido, ni siquiera pestañeaba.
Su compañero agazapado detrás se puso muy cerca y, casi sin esfuerzo, se arrodilló ante mí.
"Mi señora, aguardábamos su llegada desde hace mucho tiempo" el ser no se levantó.
-Vaya cuanto lo siento, odio hacer esperar. Mi lema es: "sé siempre puntual".-dije yo.
Para cuando me quise dar cuenta seis enormes ojos rojos volvían a fijarse completamente en mi persona. Sonreí, odio los silencios incómodos.
-Bueno...y ,¿para qué me esperábais?-dije, intentando sacar un tema de conversación común.
"Hace siglos que carecemos de un rey en condiciones. Esperábamos ansiosos el momento en que llegárais para cumplir la profecía" dijo, mirándome por supuesto.
-Bueno pues si se trata de profecías no hay más que hablar, ¿qué tengo que hacer?
"Tan solo recitar el discurso breve para que la coronación sea plausible" hizo una reverencia "sígame".
Obedientemente seguí al curioso ser hasta lo que parecíá un ascensor. El otro ser, del que tan solo obtuve un "bienvenida", había desaparecido hace un rato.
El ser al que llamaremos ser1 me guió hasta una habitación similar a la anterior. La diferencia es que esta contaba con una mesa(por supuesto metálica) y un libro que superaría en grosor todas las novelas juntas.
"Deberá recitar el libro breve dentro de una knalf en el auditorio" dijo ser1 con la misma tranquilidad que le caracterizaba.
-Un momento, ¿todo el libro?-dijo algo asombrada la verdad.
"Sí, sino se pasará a ejecutar el jkipof" dijo ser1.
-Ah...y,¿cuánto es una knalf?- dejé mi voz en el aire durante unos segundos.
"Sería"la voz de ser1 se apagó durante un momento, pensé que quizá hubiera perdido la emisora de mi cerebro "Equivale a una hora terrestre"
Ser1 abandonó la sala, por lo que no tuve ocasión de preguntarle qué era..bueno como sea, no parece malo.Las probabilidades de escapar de un objeto volador no identificado en pleno vuelo son escasas. De hecho no recuerdo haber leído nada de ello, y si no aparece en un libro, no existe.
Procedí a intentarlo, a fin de cuentas ser la reina de una colonia de seres no era tan mala idea. Me dirigí hacia el mega-libro y lo abrí. Me hice daño en la vista. Esos símbolos eran horribles, mareaban solo de verlos.
Me dije que no se podían conseguir cosas imposibles. ¿Cómo iba a descifrar, comprender y aprender todo eso en una knalf?
"En fin, las personas curiosas tienen finales curiosos" me dije animada, después de todo, ¿qué es lo peor que podría pasar?
domingo, 27 de marzo de 2011
domingo, 20 de marzo de 2011
Que se lo lleve el viento.
Que se lo lleve a un recóndito lugar lejano.
Que se lleve las palabras impronunciables.
Que se lleve las palabras pronunciadas.
Que se lleve el silencio.
Que se lleve el ruido.
Que se lleve los recuerdos.
Que se lleve las memorias.
Que se lleve las promesas olvidadas.
Que se lleve las promesas que se llevaron a cabo.
Que se lleve los malos pensamientos.
Que se lleve los pensamientos que te hacen continuar.
Que se lleve la esperanza.
Que se lleve el pesimismo.
Que se lleve la paz.
Que se lleve la alegría gota a gota.
Que se lleve los gritos.
Que se lleve la desgracia.
Que se lleve los libros hoja a hoja.
Que se lleve la imaginación.
Que se lleve cada sonrisa.
Que se lleve las estrellas.
Que se lleve la realidad.
Que se lleve todo lo que me hace reir.
Que se lleve todo lo que me hace llorar.
Que el viento se lleve todo lo que algún dia consideré como mio. Pero que no se le ocurra moverte de mi lado.
Que se lo lleve a un recóndito lugar lejano.
Que se lleve las palabras impronunciables.
Que se lleve las palabras pronunciadas.
Que se lleve el silencio.
Que se lleve el ruido.
Que se lleve los recuerdos.
Que se lleve las memorias.
Que se lleve las promesas olvidadas.
Que se lleve las promesas que se llevaron a cabo.
Que se lleve los malos pensamientos.
Que se lleve los pensamientos que te hacen continuar.
Que se lleve la esperanza.
Que se lleve el pesimismo.
Que se lleve la paz.
Que se lleve la alegría gota a gota.
Que se lleve los gritos.
Que se lleve la desgracia.
Que se lleve los libros hoja a hoja.
Que se lleve la imaginación.
Que se lleve cada sonrisa.
Que se lleve las estrellas.
Que se lleve la realidad.
Que se lleve todo lo que me hace reir.
Que se lleve todo lo que me hace llorar.
Que el viento se lleve todo lo que algún dia consideré como mio. Pero que no se le ocurra moverte de mi lado.
domingo, 13 de marzo de 2011
Un precipicio. Un gran vacío. Tu objetivo: llegar al otro lado. Dudas. No hay nada que pueda ayudarte, solo estás tú . Tú y un vacío inmenso. Tú y el silencio. Tú y la soledad.
Deseas ir al otro lado, no sabes por qué, pero no hay otra opción. Detrás de ti vacío, delante de ti vacío. Tienes la necesidad de seguir tu camino, pero avanzando.
Cada vez un obstáculo. Cada vez un impedimento que te retrasa y te confunde. Has superado muchos antes, demasiados, no has permitido que te quitaran la sonrisa.
Ahora es distinto. Ya no te quedan fuerzas, no sabes si podrás. Simplemente no puedes soportarlo todo.
No puedes hacer oídos sordos a las discusiones por lo mismo, a los lloros, los suspiros, la desesperación. No puedes tapar más tus oídos ante los gritos, ya no más. No puedes seguir obligándote a ser feliz cuando ya no lo eres. No puedes seguir forzando la sonrisa.
Ya no te quedan fuerzas, ni pensamientos positivos, ni buenas palabras.
Dudas, ¿podrás? Pero no sabes por qué te lo preguntas o retrocedes o...o ¿qué? Hagas lo que hagas habrá desgracia: si lo consigues tendrás que seguir enfrentándote a los obstáculos, y si no encontrarás más vacío.
Y ¿por qué no intentarlo? ¿Qué pierdes? No merece la pena. Tengo que seguir. No habrá nada bueno después. Tengo que ser fuerte.
Saltas. Saltas sin pensar, poniendo empeño pero sin esperanzas. Dando por sentado que no lo vas a conseguir. Cierras los ojos, señal de derrota. Un abismo se abra ante tí.
Y todos los momentos felices vienen de golpe a tu cabeza. De pronto todo tu ser se inunda de risas y miradas felices, de abrazos y palabras bonitas. Es en ese momento cuando decides o te das cuenta de que sí que querías luchar, de que debías haber puesto más empeño en el salto. En ese momento te das cuenta de que merecía la pena seguir sonriendo, seguir siendo feliz. Pero es demasiado tarde. Qué cierto eso de que cuando perdemos algo lo valoramos aún más.
Pero algo te agarra , sientes que tira de tí. Abres los ojos, te deslumbra la claridad. Y te encuentras al otro lado del abismo sin un rasguño. ¿Cómo? Te das la vuelta y ahí está la razón: muchas, muchas personas. Personas que siempre han estado ahí. Personas que estaban tapadas por la nube de malos pensamientos. Personas que siguen de cerca cada obstáculo. Que confían en que podrás. Que te ayudancuando te ves incapaz.
Ahí te das cuenta de que todos y cada uno de ellos tiene que enfrentar sus propios abismos, pero que si nos ayudamos seremos más fuertes.
Apóyate en los que te quieren en los momentos dificiles, lo agradeceras.
Deseas ir al otro lado, no sabes por qué, pero no hay otra opción. Detrás de ti vacío, delante de ti vacío. Tienes la necesidad de seguir tu camino, pero avanzando.
Cada vez un obstáculo. Cada vez un impedimento que te retrasa y te confunde. Has superado muchos antes, demasiados, no has permitido que te quitaran la sonrisa.
Ahora es distinto. Ya no te quedan fuerzas, no sabes si podrás. Simplemente no puedes soportarlo todo.
No puedes hacer oídos sordos a las discusiones por lo mismo, a los lloros, los suspiros, la desesperación. No puedes tapar más tus oídos ante los gritos, ya no más. No puedes seguir obligándote a ser feliz cuando ya no lo eres. No puedes seguir forzando la sonrisa.
Ya no te quedan fuerzas, ni pensamientos positivos, ni buenas palabras.
Dudas, ¿podrás? Pero no sabes por qué te lo preguntas o retrocedes o...o ¿qué? Hagas lo que hagas habrá desgracia: si lo consigues tendrás que seguir enfrentándote a los obstáculos, y si no encontrarás más vacío.
Y ¿por qué no intentarlo? ¿Qué pierdes? No merece la pena. Tengo que seguir. No habrá nada bueno después. Tengo que ser fuerte.
Saltas. Saltas sin pensar, poniendo empeño pero sin esperanzas. Dando por sentado que no lo vas a conseguir. Cierras los ojos, señal de derrota. Un abismo se abra ante tí.
Y todos los momentos felices vienen de golpe a tu cabeza. De pronto todo tu ser se inunda de risas y miradas felices, de abrazos y palabras bonitas. Es en ese momento cuando decides o te das cuenta de que sí que querías luchar, de que debías haber puesto más empeño en el salto. En ese momento te das cuenta de que merecía la pena seguir sonriendo, seguir siendo feliz. Pero es demasiado tarde. Qué cierto eso de que cuando perdemos algo lo valoramos aún más.
Pero algo te agarra , sientes que tira de tí. Abres los ojos, te deslumbra la claridad. Y te encuentras al otro lado del abismo sin un rasguño. ¿Cómo? Te das la vuelta y ahí está la razón: muchas, muchas personas. Personas que siempre han estado ahí. Personas que estaban tapadas por la nube de malos pensamientos. Personas que siguen de cerca cada obstáculo. Que confían en que podrás. Que te ayudancuando te ves incapaz.
Ahí te das cuenta de que todos y cada uno de ellos tiene que enfrentar sus propios abismos, pero que si nos ayudamos seremos más fuertes.
Apóyate en los que te quieren en los momentos dificiles, lo agradeceras.
lunes, 7 de marzo de 2011
Mi programa mediocre del año.
Sí, cada año un prestigioso y afortunado programa de televisión se lleva mi premio: "El programa mediocre del año". El año pasado el ganador indiscutible de ese galardón tan prestigioso fue:"Las joyas de la corona". Programa que se emitió en telecinco(como no). Si no habéis oído hablar de él es que vivís en una burbuja, y si sabéis cuál es pero no lo habéis visto, es comprensible.
Pues bien, este año ha empezado fuertecito, y me he visto obligada a proclamar el ganador del premio a pesar de que quede mucho año por delante.
El programa lo descubrí hace un par de días, en el zapping diario. Se llama: "Hijos de papá". Y la verdad es que me llevé una gran decepción ya que se emitía en cuatro, la razón es que cuatro y telecinco se han unido, eso lo explica todo. El programa lo presenta Luján Argüelles.
El programa trata sobre un grupo de adolescentes ya creciditos cuyos padres están artos de su conducta. Sé que el prototipo es común, la diferencia es que son niñatos ricos que no saben hacer otra cosa que gastar. Por eso, los meten en una casa con algún que otro psicólogo. Tienen que trabajar todos los días en una granja. Por cada uno que trabaja les pagan quince euros, que tienen que aministrar para sus gastos.
La verdad es que a los dos minutos me puso enferma. Y no solo por el hecho de que los niñatos esos no tengan educación, contesten y digan que eso no pueden hacerlo debido a su reputación; sino más bien al hecho de que los padres no hacían otra cosa que decir lo decepcionados que estaban, que no comprendían cómo habían llegado a ese punto. ¿No lo comprendes? Pues yo te ayudo. Los únicos responsables de esa conducta son los padres. Si desde que son pequeños les dejan hacer lo que quieran, si les dan todos sus caprichos, si son los reyes de la casa, si te tratan como quieren, ¿no crees que es lógico que al crecer se comporten así? Deja de quejarte y pon cartas en el asunto, o haberlo pensado mejor antes de tener hijos ya que son una gran responsabilidad.
Estas y otras razones que prefiero no mencionar porque me pongo de los nervios me han empujado a galardonarlos con este premio. Yo solo digo que si de aquí a aque acabe el año, aparece un programa aún peor, será mejor tirar la televisión por la ventana.
Pues bien, este año ha empezado fuertecito, y me he visto obligada a proclamar el ganador del premio a pesar de que quede mucho año por delante.
El programa lo descubrí hace un par de días, en el zapping diario. Se llama: "Hijos de papá". Y la verdad es que me llevé una gran decepción ya que se emitía en cuatro, la razón es que cuatro y telecinco se han unido, eso lo explica todo. El programa lo presenta Luján Argüelles.
El programa trata sobre un grupo de adolescentes ya creciditos cuyos padres están artos de su conducta. Sé que el prototipo es común, la diferencia es que son niñatos ricos que no saben hacer otra cosa que gastar. Por eso, los meten en una casa con algún que otro psicólogo. Tienen que trabajar todos los días en una granja. Por cada uno que trabaja les pagan quince euros, que tienen que aministrar para sus gastos.
La verdad es que a los dos minutos me puso enferma. Y no solo por el hecho de que los niñatos esos no tengan educación, contesten y digan que eso no pueden hacerlo debido a su reputación; sino más bien al hecho de que los padres no hacían otra cosa que decir lo decepcionados que estaban, que no comprendían cómo habían llegado a ese punto. ¿No lo comprendes? Pues yo te ayudo. Los únicos responsables de esa conducta son los padres. Si desde que son pequeños les dejan hacer lo que quieran, si les dan todos sus caprichos, si son los reyes de la casa, si te tratan como quieren, ¿no crees que es lógico que al crecer se comporten así? Deja de quejarte y pon cartas en el asunto, o haberlo pensado mejor antes de tener hijos ya que son una gran responsabilidad.
Estas y otras razones que prefiero no mencionar porque me pongo de los nervios me han empujado a galardonarlos con este premio. Yo solo digo que si de aquí a aque acabe el año, aparece un programa aún peor, será mejor tirar la televisión por la ventana.
viernes, 4 de marzo de 2011
Agobio.
Se acaba la evaluación. Si, esto es así, y aunque deberíamos sentirnos felices y relajados porque se acercan las vacaciones y porque ya queda menos para acabar el curso…yo no siento eso para nada.
Lo único que soy capaz de sentir en estos momentos es agobio, muchísimo agobio. Y todo esto se debe a que hay más y más exámenes, y hay que hacer más y más trabajos, y a esto se le junta los deberes diarios. Y claro, todo esto sería mucho más llevadero si tuviéramos un horario un pelín menos largo, o al menos un pelín más normal.
A todo esto hay que sumarle que, qué casualidad que justo la evaluación en la que se van a basar para cogerte en un instituto el año que viene sea en la que peor notas saques. Parece que cuando más queremos esforzarnos peor nos sale.
Cuando no tienes ni un momento de descanso, ni un segundo para respirar hondo, cuando no paras de darle vueltas a la cabeza por la cantidad de cosas que tienes que hacer y no paras de pensar: no me da tiempo, no m da tiempo, no m da tiempo….Eso es el agobio, el sentir que algo te presiona, el sentir que no eres dueño de tu tiempo y sentir que no lo estás distribuyendo bien. Y es una sensación de angustia horrible que se te va acumulando en el pecho y no te deja respirar y te agobia y te presiona. Es en esos momentos cuando te entran ganas de llorar y de chillar, de dejar lo que estás haciendo y poder escaparte y olvidarte de todo. Pero justo en ese momento viene una vocecita a tu cabeza diciéndote que no te rindas y que merece la pena el esfuerzo.
Así que no desesperes porque esa vocecita tiene razón, inténtalo aunque cueste y esfuérzate, porque verás sus frutos no dentro de mucho.
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