miércoles, 17 de noviembre de 2010

Mi mundo imaginario.


Una oscuridad parcial nubla mis ojos, no siento mi cuerpo, me elevo, floto, vuelo, sin rumbo aparente. Una sensación de paz recorre mi cuerpo, no hay dolor, no hay ruido, solo paz. El tiempo no transcurre, pueden ser años, minutos segundos...De repente algo cambia a mi alrededor, algo deslumbra .Empiezo a fijarme un poco mejor, me concentro, me esfuerzo, sin resultado. No tengo fuerzas, el resplandor es cada vez más grande, más doloroso para mis ojos acostumbrados a la oscura paz. Y entonces, todo se ve claro.
Veo un lugar desconocido pero a la vez familiar para mí. No recuerdo que ha pasado, no sé cómo he llegado allí, ni siquiera sé de dónde vengo. Todo lo que recuerdo es oscuridad. Empiezo a caminar por el lugar extraño, no oigo mis pisadas, todo está en calma, en serenidad. Mis pasos se detienen, y de pronto, recuerdo dónde estoy. Es mi sitio, mi lugar, mi casa, mi refugio. ¿Cómo he podido olvidarlo? Aquí he pasado los mejores momentos de mi vida.
Miro a mí alrededor y aún recuerdo cómo fui construyéndolo poco a poco. Recuerdo cuándo no era nada, cuándo fui cambiando cosas, reformándolo, y lo bien que está ahora. Parece mentira en lo que se ha convertido. En lo que me he convertido. Un miedo horrible me domina. ¿En qué me he convertido?  Mil ideas vienen a mi cabeza, ideas pasadas, anticuadas, pero que parecían recientes. ¿Cómo puede pasar tan rápido el tiempo? ¿Qué ha sido de mi antiguo yo, de la personita que he dejado atrás? Desapareció, se esfumó y sólo queda el recuerdo. Derramo unas lágrimas en memoria de esa pequeña persona y le juro qué jamás la olvidaré, que estará en mi corazón hasta el día que yo misma también desaparezca.
El suelo empieza a temblar bajo mis pies, la imagen de mi rincón feliz tiembla, se desaparece...desaparece. ¿Es posible qué haya llegado mi momento? ¿El momento de irme y no volver? Las imágenes se empiezan a difuminar en mi cabeza, se me nubla la vista, pierdo mi sitio feliz, mi refugio. Intento chillar, suplicar que no me lo arrebaten, pero mi voz se ve apagada por el agobiante silencio del lugar. Y de pronto, oscuridad. Pero no la misma que antes, no, ésta es dolorosa, apremiante. Me asfixia, me retuerce, me aplasta, me aprisiona. No puedo dejar de sollozar en silencio, de soltar lágrimas inaudibles. De pronto oigo algo. ¿Es posible que se oiga algo aquí? ¿Habré perdido la razón?
Y en ese preciso momento en el que me giro, despierto, vuelvo a la realidad. Una realidad que es todo lo contrario a mi refugio. Es ruidosa, malvada, apremiante, mentirosa... Por el momento me toca esperar, esperar a que mi mente vuelva a mi lugar feliz, a mi refugio. Hasta entonces tengo que aguantar en este sitio que te produce de todo, menos felicidad.

3 comentarios:

  1. Por favoooor!!!! Cambia el color de la letra, cada vez que intento leer una entrada me duele la cabeza :S
    Me gusta mucho la entrada.

    ResponderEliminar
  2. Vaya, no soy el único que tiene un espacio en sus sueños. Pero a mí es el real el que me produce felicidad, porque es auténtica.

    ResponderEliminar
  3. supongo...pero es mejor el imaginario porque puede pasar cualquier cosa

    ResponderEliminar