Hoy voy a contaros algo que ocurrió hace poco. Era sábado, y mis padres iban a comer a casa de unos amigos. Mi madre había hecho un aperitivo a base de patata y una salsa de nata. Esta vez era ella la que conducía, por lo que le tocaba a mi padre cargar con la fuente de comida. Y supongo que pensareis: se lo pondrá encima de las piernas para que en las curvas la salsa que hay dentro no se caiga. Pues no, mi padre, cabezón como él solo, lo dejó en el suelo.El resultado: casi media alfombrilla del copiloto manchada de salsa de nata.
Debido a una serie de circunstancias, mi madre no pudo ponerse a limpiarlo hasta un par de días después. Hasta ese momento el olor que había en el cohe era insoportable. Inclusive llegó a quedarse un poco verdosa la mancha. Mi madre subió a casa la alfombrilla, para poder frotar y quitar del todo la gran mancha. Creimos que allí acabaría todo, pero no. Resulta que por mucho que echábamos ambientador para que se fuera lo que quedaba del olor, seguías notándolo cada vez que subías al coche.
Después de algunas investigaciones, descubrimos que la salsa había calado la alfombrilla y estaba presente en el suelo de la zona del copiloto. Imagináos nuestra alegría.
Al final, tuvimos que limpiar muy bien esa parte para que se pudiera quitar. Una vez la alfombrilla se secó, la volvimos a colocar en su sitio. Y, mi madre dice que soy una maniática pero, a veces me sigue oliendo. De ahí que me venga bastante bien el que tengamos un spray-ambientador, aunque intoxico a mis padres.
En fin, que los padres siempre están liando alguna en la que estás en medio. Nunca aprenderán.



